El 5G es la quinta generación de telefonía móvil. Es 100 veces más rápida que la 4G y da acceso a la práctica inmediatez de las conexiones inalámbricas.
El 4G es una convergencia de tecnologías (cableadas e inalámbricas) basadas en el protocolo IP (Internet Protocol) que la UIT (Unión Internacional de Telecomunicaciones) definió como aquella que lograse una velocidad de transmisión de 100 megabit/segundo en movimiento y 1 gigabit/segundo estando parado.
En 2010 una empresa japonesa consiguió transmisiones de 100 Mbit/sg. en un vehículo a 200 km/h. Por entonces se predijo que el 4G estaría implantado universalmente en 2020.
Como en otros muchos casos, la realidad ha superado con crece las previsiones.
El protocolo IP (internet) es el que establecieron los ordenadores para comunicarse entre ellos (mediante “modems”, aparatos moduladores-demoduladores que convertían la señal informática en señal telefónica). Al aplicarlo a la telefonía y conseguir estos inmensos ratios de transmisión de datos, es lo que ha permitido que las aplicaciones más complejas puedan transmitirse con facilidad.
Un película en alta resolción, que puede ocupar 4 ó 5 gigas, con 5G puede pasar de un terminal a otro en apenas 1 o
2 minutos, mientras con 4G podía llevar 20 minutos.
La visión contínua en línea (streamer) hoy en día se obtiene mediante “buffers” (espacios de memoria que van almacenado la secuencia que reciben para irla proyectando pausadamente). Con 5G prácticamente podremos prescindir de buffers, ya que al momento de pinchar en la pelicula estará completa en nuestro terminal (más o menos).
adelgado@acta.es. diciembre 2022.
