Oigo decir que se llama al sistema de Milei.
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Y me siento obligado a dejar constancia de porqué tengo borrado de mi agenda a Milei y a Elon Musk.
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Al segundo, a Elon Musk, porque creo que usa la IA, el bitcoin y el espacio sideral como gancho para vendernos sus sueños de grandeza de llevarnos en taxi a Marte. Proyecto que me parecerá loable cuando tengamos la Tierra organizada para que nadie pase hambre ni privaciones. Mientras tanto, es un dispendio muy caro que no nos podemos permitir.
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Y al primero, a Milei, porque me parece un oportunista egocéntrico que cree tenernos seducidos a todos con sus ojos verdes de Rasputin demente. No me parece que el mundo necesite salvadores, más me decanto por gente sensata que le guste hacer bien su trabajo sin estridencias y con humildad.
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El Poder corrompe, dice el dicho. Por eso hay que tener mucho cuidado con a quién se le otorga el Poder, no se puede abandonar en manos de iluminados por muy anarquistas que se declaren. Las filas anarquistas están repletas de oportunistas que en realidad les importa un carajo la ideología, son anarquistas porque mola, porque dos de los principios anarquistas “la propiedad es un robo” y “lo que sobran son jerarquías” les vienen muy bien para meter mano en lo ajeno y evitar cualquier posible estructura jerárquica que restrinja lo más mínimo su sacrosanta libertad. La libertad ajena ya es otro cantar.
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Me gusta pensar que el anarquismo ejerce una atracción extraordinaria a los 20 años. Personalmente descreí del anarquismo cuando conocí a suficientes anarquistas que no dieron la talla. Detrás del anarquismo me terminó pareciendo que se esconde una sustancial falta de autocrítica. En cualquier caso terminé descreyendo a los anarquistas (que no al anarquismo) y Milei me parece un ejemplo paradigmático. No quiero creer en iluminados. Mi condición para creer en un político, sea del signo que sea, es que se autoconciba como uno más al servicio de la comunidad, en lucha permanente contra el egotismo que nos arrastra, que es necesario pero necesitado de permanente control y dispuesto a variar el rumbo en función de las necesidades objetivas, no las propias. Tanto Milei como Elon Musk o Trump han salido de mi agenda. Seguro que a veces dicen cosas sensatas, pero no pienso dedicar mi atención a sus mensajes, que globalmente me parecen tóxicos, sin que ellos mismos se den cuenta de hasta qué punto.
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Y bueno, como esto que digo puede resultar polémico, dejo abierto el canal de comentarios por si alguien quiere aportar algo.
(En la categoría “no leer” incluyo opiniones sobre cosas que no me interesan pero por alguna razón decido dejar constancia. En este caso es una opinión política que no le interesa a nadie pero me siento obligado a aclarar)