I
Andan los mediojóvenes (20-40) revueltos por su futuro sin percatarse de que el futuro lo construyen ellos. Así que ellos verán cómo se lo montan. Pero que sepan que la estructura que le den al presente marcará las estructuras que puedan construir en el futuro.
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Y hablando de estructura igual conviene recordar que desde el marxismo del siglo XIX hemos pasado por el comunismo, el existencialismo y el estructuralismo (denostado por tirios y troyanos a pesar de la extrema sensatez de sus propuestas como “De acuerdo con el estructuralismo antropológico, la magia y la ciencia no se oponen.”), la cumbre del pensamiento humano. Silenciado por la infantilización a que nos tiene sometidos el imperio americano con su fábrica hollywoodiense de propaganda.
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Cuánto mejor nos iría dejar aparcadas las fantasías infantiloides de conquista del espacio, y centrarnos en la materialidad física de la limpieza del jardín.
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La caridad bien entendida empieza por uno mismo. Y la limpieza del jardín, del portal, del trozo de acera que nos corresponde, hará a la ciudad toda estar más limpia y paseable.
II
La idea del estructuralismo de que detrás de todo comportamiento hay una estructura que lo explica parece muy adecuada.
En la wikipedia explican:
“tal como lo resume el filósofo Simon Blackburn, el estructuralismo es:
«La creencia de que los fenómenos de la vida humana no son inteligibles sino a través de sus interrelaciones. Estas relaciones constituyen una estructura, y detrás de las variaciones locales de los fenómenos superficiales hay leyes constantes de estructura abstracta.»
wikipedia
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Tres estructuras principales ayudan a explicar la realidad y el mundo, lineales, planas y espaciales:
Lineales son la concepción del tiempo, el río y el camino.
Planas la concepción del territorio y los mapas geográficos.
Espaciales la concepción del árbol que articula las tres dimensiones y da cuenta de la jerarquía.
Habrá más, pero el cerebro (el mío al menos) no se maneja bien con más de tres variables.
III
El tiempo, el río y el camino lo dividimos en tramos que permiten abordar su estudio.
El territorio lo ceñimos a la mesa de operaciones después de analizarlo desde los distintos puntos de vista que nos da su recorrido.
El árbol da buena cuenta de la estructura jerárquica que permite la generación de nueva materia orientando el crecimiento de las hojas.
La geometría euclidiana primero y los cuerpos platónicos después, dan buena cuenta de la interacción de las tres dimensiones: líneas, polígonos y poliedros.
La estructura jerárquica del árbol se ve reflejada en la estructura de una coliflor,
en la estructura del cerebro,
o en el mismo cuerpo con brazos táctiles a modo de neurona con sus dendritas,
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Para interpretar el mundo, con tres estructuras hay suficiente. La interacción del tiempo con el árbol explicará la evolución de lo más pequeño a lo más grande, intuyendo la estructura fractal de la realidad que hace que siempre haya un más allá, por arriba hacia lo más grande y por debajo hacia lo más pequeño.
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El espacio y el tiempo son los dos vectores de la realidad que pueden dar cuenta de todos los fenómenos en base a la interacción del agua y el fuego. Si la teoría de la relatividad necesita un espacio-tiempo tendrá que definirlo, pero no tiene porqué afectar a la estructura tradicional del tiempo y el espacio por separado.
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IV
estructura arbórea de la biblioteca.
La imagen del despacho-biblioteca de cualquier casa vendría a facilitar el estudio de toda la realidad. A condición, claro, de disponer en los estantes de la biblioteca de los documentos necesarios de consulta: textos, mapas, vídeos, músicas…
Hasta la invención de la imprenta, los documentos-papel son la base de la documentación.
Desde la invención del cine, el panorama se amplía considerablemente.
Y con la introducción de la informática se unifica la forma de consulta de todo documento, textual o gráfico: siempre a través de una pantalla, normalmente de formato A5 o A4.
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De forma que la sala de catálogos de una biblioteca se ve reducida a una pantalla de consulta desde la que acceder a todo el contenido de la misma. Incluyendo, en la mayoría de los casos, el acceso directo a los documentos a consultar. Para lo que, quizá, convenga disponer de más de una pantalla.
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La estructura de árbol jerárquico adoptada por la “programación estructurada” en los primeros tiempos de la divulgación informática, viene a mostrar que es el esquema más sencillo que se puede aplicar a la organización de los documentos, ya que nadie va a ser ajeno al esquema arbóreo que la sustenta.
Cuando Umberto Eco habla de la “obra abierta”, viene a desvelar que la misma estructura de un libro se renueva a cada nueva lectura. Ahora bien, en cuanto objeto, un libro es lo que es en el momento que sale de imprenta. Toda nueva edición que modifique la anterior, será bueno que aclare en páginas anexas los cambios que incorpora.
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La estructura “libro” viene a resumir el modelo empleado para recoger un número limitado de referencias que el catálogo de la biblioteca viene a explicitar, relacionándolas con otras referencias de otros libros localizados en otras baldas y estanterías.
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La estructura arbórea interna del libro (secciones, capítulos, párrafos, hojas) se complementa con la estructura arbórea de la biblioteca (referencia, materia, especialidad, ciencia adscrita) en un mar de relaciones que facilita (supuestamente) la localización de la información que se busca.
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