Como un virus. ( William S. Burroughs-Laurie Anderson. https://www.youtube.com/watch?v=KvOoR8m0oms.)
Bastó un solo contacto de Dios con Abraham en el monte Sinaí, donde le transmitió las 10 normas básicas, que grabó en piedra para que no se le olvidaran al cabeza chorlito, y se empezó a transmitir por toda la superficie de la tierra.
El medio es el mensaje, mantiene McLuhan, y nos pusimos a copiar las tablas de la ley fijándonos en los sucesivos soportes del mensaje (piedra, tierra-arcilla, papiro, papel, pergamino, madera, metal, fotolito, cinta, disquete, disco, HD, CD-ROM, pendrive, nube) sin pararnos a meditar el contenido del mensaje.
Así nos va.
Hasta ahora hemos vivido el tiempo del texto leído.
Entramos en el tiempo del texto escrito.
Y no hay excusa: para escribir hay que leer. Escribir es una extensión del hablar; leer es una extensión del escuchar. Mal vamos a hablar si no hemos aprendido a escuchar.
Pues ala, a la tarea. Al lío, que se dice hoy. Ayer fue “Venga”, “Adelante”, “Vamos”, “Arre”, “Así sea”, “Amén”.